
Desde 2004, Chile viene implementando el Programa Nacional de Erradicación de Brucelosis Bovina , basado en la vigilancia epidemiológica, el saneamiento de predios infectados y el fomento de la prevención. Los esfuerzos se han enfocado en la zonificación del país en áreas libres y no libres de brucelosis, adaptando estrategias según la realidad de cada región. Por otro lado, impulsar el trabajo conjunto entre distintos sectores, y el abordaje de la enfermedad a partir del cambio climático también forman parte de los desafíos para su erradicación total.
Para la académica del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de O’Higgins (UOH), María Teresa Solís , si bien este trabajo ha sido sostenida desde sus inicios, siempre queda por delante el prestar especial atención a la educación sobre esta zoonosis que se transmite de animales a humanos por contacto directo con ganados infectados, también por el consumo de alimentos y productos lácteos sin pasteurizar, según indica la experta.
«La brucelosis humana es una enfermedad grave y debilitante que inicialmente puede presentarse con fiebre, malestar general y dolor osteoarticular, pero, en caso de no diagnosticarse a tiempo, podría derivar en complicaciones crónicas como artritis, endocarditis e inflamación hepática o esplénica. En ese sentido, la prevención es clave para impedir su transmisión, evitando el consumo de carne o productos lácteos no pasteurizados, como leche, queso o helados», añade el médico-cirujano.
La experta recomienda, que, quienes trabajan en contacto directo con el ganado, como veterinarios, granjeros y empleados de mataderos, deben utilizar equipo de protección personal, incluyendo guantes, gafas, mascarillas y delantales, para minimizar la exposición a la bacteria.
Un trabajo por hacer
Sin embargo, más allá de estas recomendaciones puntuales, el académico sostiene que la erradicación de la brucelosis bovina sigue siendo un reto en Chile, especialmente por tratarse de un tema de salud pública que, si bien afecta a la población, también repercute en la actividad económica de los distintos sectores agrícolas, rurales y ganaderos del país.
«El Estado debe fortalecer el Programa Nacional de Erradicación de Brucelosis Bovina con mayor inversión en el mejoramiento de la vigilancia epidemiológica activa y diagnóstico temprano. La obligatoriedad de pruebas regulares en mataderos, junto con una trazabilidad más estricta del ganado, permitiría detectar brotes con rapidez, favoreciendo la productividad del sector».
En cuanto al cambio climático, la investigadora señala que el trabajo de erradicación debe adaptarse a ecosistemas cambiantes, donde se implementen como zonas de contención medidas, control del movimiento de animales y estrategias de manejo sostenible para evitar la expansión de la zoonosis.
«Chile enfrenta desafíos, como el impacto del cambio climático y el aumento en la demanda de ganado, que alteran la dinámica de la brucelosis y sus factores de transmisión, por lo que su abordaje debe ser integral con mecanismos adaptados a las variaciones climáticas. El aumento de temperaturas en los ecosistemas puede favorecer la propagación de la bacteria, por lo que es necesario mejorar las infraestructuras ganaderas con tecnologías y sistemas de monitoreo digital».
Coordinación de alcaldes
A propósito de estas mejoras, la académica considera que distintos sectores, incluyendo el sector público, privado y las comunidades ganaderas, deben estar comprometidos con prácticas responsables en contener el contagio de brucelosis, como el fomento de capacitaciones en materia de protocolos de bioseguridad para un control sanitario cada vez más eficiente.
«Las empresas agropecuarias pueden implementar incentivos para la actualización permanente de productores y veterinarios, así como el impulso de programas de vacunación y pruebas regulares. La coordinación con universidades y centros de investigación, como la alianza SAG-UOH puede ser un ejemplo de este tipo de iniciativas pensadas para la prevención y control sanitario de la zoonosis».
Para lo académico, el éxito total en la erradicación de la brucelosis bovina en Chile requiere reforzar la colaboración entre los sectores de salud animal y humana, junto con mayor educación y prevención en grupos de riesgo. Una mano de obra cada vez más articulada entre el Estado, privados y comunidades rurales asegurará un enfoque integral duradero y a largo plazo. “Fortalecer la colaboración internacional con países que han erradicado la enfermedad ayudaría a aplicar modelos exitosos adaptados a la realidad chilena”, finaliza la experta a manera de reflexión.
FUENTE: Comunicaciones de la Universidad de O’Higgins (UOH).