- Si bien no es transmisible a humanos u otros animales de granja, esta enfermedad que afecta a caballos, burros y mulas, puede provocar serias pérdidas económicas.
Un brote de anemia infecciosa equina, ocurrida en el Club Hípico de Santiago, obligará a sacrificar al menos 16 caballos, poniendo las alarmas sobre esta enfermedad infectocontagiosa, que fue descubierta en Francia, en el año 1843, y que es causada por un retrovirus.
“Se transmite principalmente por artrópodos como la mosca de los cuernos y los tábanos y el contagio se produce por contacto con la sangre de un animal infectado, especialmente por la reutilización de insumos médicos como jeringas, suturas, mangas de palpación, material quirúrgico y artículos de uso diario del animal”, explica Gabriel Manríquez Aranis, docente de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ECA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH).
En los equinos (caballos, burros y mulas) genera un cuadro infeccioso que puede llevarlos a la muerte. De sobrevivir, el animal queda como portador permanente de la enfermedad. La incubación de esta anemia se da de 7 a 90 días y su signología es de fiebre (temperatura superior a 38,5 Cº), decaimiento, anemia, mucosas levemente amarillas (ictericia), edema de los miembros, puntillados rojos en las mucosas destacando la mucosa nasal y debajo de la lengua (petequias)”, detalla el experto.
El docente indica que la anemia infecciosa es una enfermedad que solo afecta a equinos, por lo que no es transmisible a otros animales ni a humanos.
¿Qué hacer ante un brote?
Gabriel Manríquez Aranis explica que, si un pequeño productor ve en sus equinos la signología antes mencionada, “debe aislar a sus animales y llamar inmediatamente a un médico veterinario para que realice los exámenes correspondientes”. Si el médico veterinario recopila datos que hagan sospechar de la enfermedad, “debe dar aviso al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para una confirmación”.
Para prevenir brotes de este tipo, el experto explica que se deben aumentar las medidas de bioseguridad, destacando el control de artrópodos y no reutilizando artículos médicos, como jeringas, suturas, mangas de palpación y material quirúrgico. “Las medidas de bioseguridad son el pilar fundamental para disminuir su presencia”, finaliza.
FUENTE: Comunicaciones de la Universidad de O’Higgins (UOH).